Me refuto frente al espejo para refundar
nuevas agonías, vergüenzas sin lustre
que caducarán mañana frente al rostro
más transcurrido de ajeno albedrío, de propios
olvidos. Máscara obsecuente de penas, territorio
de tenues parecidos conmigo mismo.
Y, aún así, mañana ofrendaré rasgo
al reflejo, como reclamo ahogado
por las entregas cotidianamente amontonadas
sobre los silencios rubricados en el brillo mentido del espejo
ante el que acato las renuncias
que me juzgan
y así me ratifican
inscribiéndome en la reiteración de los gestos,
de los hechos.
© Marcelo Wio
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