New York

 

y todo
como flotando desasido de sí
sobre efluvios e infamias
y ese eco de espectros sumidos
en una oscuridad encandiladora
estridente: engañando apariencias y sentido y vértigo
sobre las espaldas epejadas y los ojos
muertos

sólo fraudulenta duración
de hormigón y vidrio
y destello mercurial
y ofertas de embaucadores que se enriedan
con los restos del disimulo y el augurio: pasta
de rostros repudiados

se eleva, con la temeridad del pavor
para ofrendarse
a la gravedad
y a la superficie

hacia arriba
con presuntuosidad de desesperada
mortalidad

se multiplica, sobre sí
compartimentos de provisionales circunstancias

desde lo alto de esas espesas prepotencias
de cristal con aliento a palabra no nacida
todo el tiempo
como halcones se desprenden
suicidas
las horas impotentes
sobre los imantados cardúmenes
de tránsito vehemente

derritiéndose, desgastándose
ese tumlto; el número
sobre los lechos sucios de ilusión

hediendo, todo: descomposición detenida/imperecedera

y la sustancia rastrera labrando desidentidades
y el efecto, exagerado
en esa disminución, siniestra
erosión

y persiste
en elevarse, ofrendarse
a sí misma, a nadie
atormentada, hacia arriba: huida
hacia ninguna parte: remedo de desconexión,
de salvación golpeada

inexorablemente al fondo

de la de cicatriz que se yergue
sobre la domesticada vida sin rasgos, sin
voz

arrinconada, apabullada

 

© Marcelo Wio

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.