Luna imperfecta

Usted disculpe, pero, ¿no le parece cuanto menos injusta la claudicación de la luna en esta noche amena? Uno puede enteder de menguantes en noches menos afortunadas, vaciadas de charlas, de abrazos y lo que sea en lo que, de tanto en tanto, los humanos nos sincronizamos. Esas noches merecen lunas violentas, hinchadas, obscenas. No esta coma intercalada en la negrura prosaica.

Claro, que la luna, como toda urdimbre humana, es un invento defectuoso – e inútil, como no fuese ideado con pretensiones inmobiliarias. Somos incapaces de lograr siquiera una sobriedad, un artificio que mantenga una coherencia con nuestra incoherencia. Pero alguien creyó oportuno inventar ese Selen, y ahora estamos atrapados en una necesidad incómoda que no teníamos.

Si sólo se pudiera aunque sea estar quieto, el hombre, claro, y no andar maquinando imperfeccinoes que conciben frustraciones… Pero no, dale que te pego con buscarle la explicación a la explicación, de ir del todo al átomo y, de ahí, a la nada.

Usted disculpe, pero, ¿no le parece que es así?

Fíjese, sin ir más lejos, que somos incapaces de organizar un transporte público digno. ¿Cuánto hace que esperamos el maldtio autobús? Deje, ya se lo digo yo: más de cuarenta minutos. ¿A usted le parece serio esto? Ni que vivíeramos en el campo, che. Menos mal que desenvolvimos esta charla grata, ¿no le parece?

© Marcelo Wio

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