Adentrarse

 

adentrarse en la sordidez, descorriendo
apenas la sábana y componiendo el gesto
de una benevolencia adulterada: una atención
sin esmero, sin exclusividad; el alimento
de la breve, desmesurada y siniestra esperanza de que esa vez
se salvarán de sí mismos

en medio de ese mentidero, se ofrece
un detalle sutil como única concesión: un aroma,
una fantasía;
e inmeditamente después, la ponzoña,
la mancha sobre el colchón
y el desprecio brusco y agotado,
sin adiós ni promesa: los sueños ya vueltos
a contagiarse de realidad

y luego, el epílogo: una oferta apenas disimulada
de indeminización y saneamiento y
enmienda y gestión de posibilidades, que no es otra cosa
que la capitulación ante el inexorable vínculo con la repetición
de la miseria: incrementada cada vez: más
definitiva: apelotonada en ese montoncito
de supervevincias
apretadas
sobre la mesilla de noche

 

© Marcelo Wio

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.