Voz sin distrito

No tenía región.

Sólo una imprecisa presencia que terminaba, indefectiblemente, por diluirse, infiltrada por los silencios desesperados de todas esas conversaciones que no son sino para evitarse.

Apenas el deseo de quienes la desean, decía Mario – que tanto la había deseado sin correspondencia: proyección figurativa, acaso apócrifa: es muchas: todas las que no pueden ser porque hay ese gravamen al existir-tal-cual.

Pero Mario siempre dice cosas como esas y como otras que están muy manchadas por sus revanchas, remilgos y rencores, y que terminan por descomponer sus posibilidades de verosimilitud: su probabilidad de definirse, de territorializar su ser.

La voz Mario.

Como todas las otras voces que pertenecen a indeterminaciones fugaces, a ráfagas de personalidad, a empellones de ego, a deslizamientos de estima.

Voces a partir de las cuales nuestra propia voz suponeimagina contornos y gestos y facciones y figuras y tallas.

Voces contra voces: aire transitando a través de intenciones o intuiciones, diciendo ambiciones de comparecencia.

Voces lanzadas contra el origen, contra la pregunta que el propio verbo lleva consigo, como la vida la muerte: interrogación sin palabras: una desesperada búsqueda de eco: corroboración y límite.

Ni ella ni nadie: región.

Todos: provisionalidad difuminada.

Ni el gesto de realizarnos, tuvo la cosmogonía. Apenas relatores de pequeñas anécdotas mundanas: un murmullo al costado de las cosas.

Porque primero fue un grito, luego una difamación: un grito sin estridencias. O algo por el estilo.

Voces sobre voces sobre voces que dicen y desdicen y anudan el nudo de la cuerda que no sostiene ni el instante ni la fe ni el sonido ni partículas ni fuerzas: desvibrando: apenas el rastro permanente de un cigarrillo, de una brasa que fue bosque o pira o mañana.

Voces fibrilando convulsionando un tremens delirante: voces alimentándose de voces intoxicándose de incapacidad de decir la palabra que formula el cuerpo, que define presencia: topografía china a contraluz o contraeco escurridizo y conciso.

 

© Marcelo Wio

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