Sólo es ir. Observar. Sin intervenir.
Sin mancharse de otredad. Ir
para desplazarse, sin ir del todo: no estar
del todo. Ir para que luego no puedan decir de uno
que tal o cual, que mirá qué poca cosa, etcéteras.
Ir al mapa, digamos, a la postal,
pero no al territorio; ¿se entiende?
Sólo es ir. Para esconder que uno
casi, casi, no está del todo donde habitualmente
está. Ir casi
como quien acompaña en sentimiento,
a medias, con la cabeza en otra parte, con el cuerpo
donde acá allá.
Y observar. Sí. Pero sin que se le llenen
a uno los ojos de algo más que momentintos
de imágenes estériles;
y sin salirse de uno mismo, sin impregnarse
de adherencias, sin mengua ni incremento.
No intervenir. Como siempre, en definitiva,
dejando que la vida sea la que se haga sin
que uno tenga que preocuparse por quién es.
Foto de Arno Senoner en Unsplash
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