Se imagina, Cataldi, que en una de esas encrucijadas de la vida, yo lo mando a la mierda…
Manrique, estoy seguro de que en todas esas bifurcaciones usted será siempre prudentemente cobarde.
Pero imagínelo por un instante…
Como guste… Mire que lo intento, Manrique, y aún así sigue pareciéndome tan obsecuente como siempre… Ahora hágame el favor de terminar mi discurso para esta tarde que aún debe pasar por el sastre a recoger mi traje e ir a mi casa a darle de comer al perro.
Por supuesto… Pero en una de esas… en una de esas posibilidades…
En una de esas, en una de esas… En una de esas es nunca, Manrique.
© Marcelo Wio
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