
A los pies de los pastores congregados
alrededor de unos parlamentos, la noche
rendida de tanto trayecto cargando
oscuridad, se tiende
inquieta, como una amante
sin ganas, pero con piedad.
Anhela vendaval y aguacero, inclemencias
que encaminen a esos seres desvelados
al cobijo de sus lechos. Cuanto antes
se duerman, antes podrá retirarse. Aunque sólo sea
para repetir el camino, siempre hay la posibilidad
o el engaño de que sea
el último.
© Marcelo Wio
Dejar una contestacion