
Las manos dóciles como pájaros
habituados al holocausto de nubes
y destinos
rebuscando en esos bolsillos tan llenos
de decepciones y pequeñas anotaciones
ilegibles: caligrafías compulsivas
de mínimas e intrascendentes transgresiones: pecaditos
a la hora de la siesta; con sus inocencias
viles y estúpidamente incompetentes
de todo lo inútil que se amontona en el día: elementos
para intervenir sobre la memoria, los sueños y la culpa
Las manos livianas como la muerte
buscando auxilio o abrigo
donde apenas hay una moneda sin valor
y pelusa recurrente.
© Marcelo Wio
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