Creaciones del verbo

No para de caer cielo
desde el agujero de tu voz: aves mojadas de estigma
y estigio y verbo estéril
como las caracolas de los Atolones: irradiadas
de pruebas enérgicas.

Toda la tarde. La punta de tu lengua en la pronunciación: inminencia
de significados.

Toda la tarde. Esa climatología
de tu comparecencia ante mi existir
en pleno mayo, con los devenires de entretiempo
ataviados con ánimos como escalones
y calzadas bien planchadas.

Toda la tarde. Estancado
ese anticiclón de palabras
como un lago aplastado contra la profundidad
de las intimidades: de pronto tan escaparate
de batallitas del espíritu y la necedad.

Así. Toda la tarde. Por el ojo mismo
de tu decir sin vocablos ni silencios ni
gestos: lenguaje de ausencias que van aconteciendo entre instantes sin suceso
para que éstos se distingan
unos de otros y existan
como tú y yo y esta hidrología que cae ahora
como si fuesen páginas sobrescritas.

Toda la tarde preparando la desnudez
desde ese hueco de tu aliento: alisando
las sábanas y las penumbras de neblinas
y errores históricos
que han de confabular ambientaciones de guerra
fría
y barroco finlandés, tú me entiendes.

Toda la tarde. Mientras en París
Roma Madrid y dos o tres
capitales muy Praga, todas ellas, con esta luz, acaece
lo que tiene que suceder
cada vez que desde el foramen mismo de tu hálito
el amague de un tono: anticipación de expresión
a punto de articular la noche altruista
púrpura y entullecida con tules tibios: todas las complicidades
para los tratados de paz
y las reuniones en terreno neutral: andamiaje
de escenarios y puertas falsas que se inventa el aborrecimiento
a las morfologías y a los epílogos y
a las prolijas rutinas cronometradas: tan técnicas, tan algebraicas.

En eso. Toda la tarde. El orificio de tu voz
ordenando centrípetamente el orden doloroso
grave y trivial de los yerros pautados
y de los cariños arbitrados.

Toda la tarde, la lejanía sin distancia de tu voz
urdiendo bóveda
para el fárrago sombreado y armonioso de intuiciones
y firmamentos cambiantes
para contener las espontaneidades
los estupores y los patetismos auténticos
necesarios y precisos.

 

© Marcelo Wio

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.