Acá, allá, apenas yo…

Estoy más allá de mí – como huido -, aunque aguardándome – como adelantándome a algo (a mí mismo, en última y primera instancia) -. Más allá del acá que contiene la corporeidad que me corresponde y usufructo negligentemente; o de una cierta unicidad esencial acállá. porque es allá y acá al unísono hasta el momento en que soy observado, y entonces allá o acá y todo tan telúrico. Hay días en los que, evidentemente, más acá que allá (los lunes, por ejemplo, son muy de acá); otros, definitivamente, del lado de allá del colapso del sistema de malabares. A veces, pocas, eso sí, el espín patas arriba y yo acá allá más allá, másmásallá, másatrás, ahícerquita allácá acállá acullá girando como Stern sin Gerlach, siendo acá y allá y a duras penas. Hoy, rotundamente ontológico, más allá del allá y, paradójicamente, más acá que nunca.

© Marcelo Wio

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