
Por qué me suelta
la noche. Para dejarme
caer
en el día,
como a una ciudad
muerta sobre su mapa. Para luego
volver a recogerme,
gastado. Y mientras tanto, para qué
tanta luz,
si los decires viajan
mejor de penumbra
en penumbra. Si los cuerpos
se entienden
tan bien
en esa impunidad de oscuridad
y tacto.
© Marcelo Wio
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