De charquito en charquito de realidad ajena, discurro: como desplazándome sobre una cruel rayuela existencial, sin cielo, sin premio; que apenas me acepta como un intruso unos breves instantes. Saltitos puntillosos, apenas rozando las casillas-jurisdicciones impropias por las que voy transitando la vida, mirando sin tocar, estando sin estar.
© Marcelo Wio
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