Muerte de las posibilidades

Luto
por las ramas deshojadas
en el silencio súbito
de la estación: entre dos
sangres heridas a traición
por la última de las ignorancias,
o de las sapiencias inútiles.

Frente al mármol, los enmudecimientos
de la irreversibilidad de las duraciones y
sus pretendidas historias consistentes: mendrugos de argumentos: encadenamientos
de fenómenos momentáneos
que no precisan interpretación: transcurso sin magnitud: ni pasado ni futuro.

Porque siempre. La rama es la medida de la rama y
es la posibilidad intermedia: entre
su sazón y su declinación. Y
aúnn así, la lloras… O acaso pretendes
incorporarle una dirección a su tiempo: inscribirla en la muerte.

Por eso. Observas. La rama: acaso proyección de tu presencia.
Y configuras un resultado: una realidad
confinada entre dos instantes o ilusiones
definitivas. Lloras. Un luto.
Sin muerto con muerto casi: porque
nunca se quiere
del todo:la rama o uno
herido por una u otra
sangre
porque al final
hay que inscribir el acto en un instante: para morir
las posibilidades
como esas hojas que ya nunca
sobre el suelo: ideograma
del término de todos los plazos.

 

© Marcelo Wio

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