Entre la conciencia y el orgasmo
ocurre el repliegue de tus suavidades: espantadas
por la ética del asombro que se aprende
en los huecos sin pasado
de los confesionarios y los baños públicos
Allí te sustentas sobre las postales
de Lisboa
que no enviaste: recuerdo de los olvidos
o las distancias contigo misma
Allí, en esa densidad sin dios
ni jurisprudencia astral
evacuas el mes y las mitocondrias
Sibila de profesías extenuadas
estiras las sábanas ulteriores para postular
los arquetipos del fingimiento del
disimulo: de esa incapacidad de ser uno
y uno mismo: apenas la posibilidad
de una apariencia manifestación de puntillas por la espalda
o la estepa del día
© Marcelo Wio
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