
La tristeza la adhiere a la cama.
Desde cada punto de contacto
de su figura
con la sábana
un peso mayor que el de su cuerpo
la ancla: pseudópodos paralíticos.
De espaldas.
Llena de silencios callados.
La mirada recorriendo el cielorraso: chatura de caja
de confinación.
Restos de ella riendo
acariciando
elaborando socializaciones
palabras y gestos
Sólo eso, en la cama
desmemoriándose
componiéndose otra
tendida
vencida
esparcida en el instante quieto
grumoso
de pesadumbre y negrura y nocturnidad
con culpas y terrores.
Adherida a sí mísma.
Sábana tegumento
abrazo mortuorio del tiempo
dilatándose: efímera eternidad
dolida
dolorosa.
© Marcelo Wio
Dejar una contestacion