Hay una tribu en el Cuerno de África que apedrea a los babuinos en cuanto los ven (y, claro, los tienen a tiro): creen que sus culos hiperbólicos y obscenos son entradas al infierno.
Durante el solsticio de invierno hacen batidas con afán de extinción.
Pero los mandriles hace largo tiempo que migraron definitivamente hacia regiones habitadas por tribus con supersticiones que no los implican.
¿A quiénes apedrean, entonces, los miembros de dicha tribu?
Pues como en todas partes: a alguno al que le tienen ojeriza o envidia, al rival amoroso; etcétera. Mientras tanto, siguen culpando a los mandriles de las macanas en las que incurren invariablemente; como todo hijo de vecino.
© Marcelo Wio
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