Tras el poeta

Se vuelan las palabras. Desesperadas. Tras el poeta que se lleva su voz y
esa forma de ser presencia: tan
particular: dentro mismo del exhausto espíritu que escucha.

Su sombrero. Sobre la última silla. Ya sin metáforas
ni significado: mirando
a través del salón
como si acaso aún. Por allí: el pasillo
por el que no ha vuelto.

Se fue. Sin irse: tenaz vínculo
entre su susurro y mi necesidad
y la tuya
y la de Federico
tan mojadas de coñac
y terror a esos finales tajantes que
como un vals mudo
nos vienen a buscar.

 

 

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