Sombras

Sombras o entusiasmos confundiendo sus regiones como un tul grisáceo y gastado colocado sobre el gesto quedo de la ciudad. Telón de estados epidérmicos flotando en un vaivén de vientos y prisas y estaciones desflecadas.

Sombras frías, de baja presión: determinaciones difuminadas, indeterminadas, como un hollín traslúcido, casi sin presencia: apenas apariencia, fachada de la circulación de las cicatrices que va dejando tras de sí el bajo del tejido de perfiles tenues, como el rastro de una capa arrastrándose sobre la nieve recién caída: molde de desmolde: señal de nada, ese fingimiento de asistencia leve, en tránsito: así miente la transparencia una inmaterialidad sin huella ni signo: los elementos convergen pragmáticamente para simular una nada o su aspecto: Deliberada y casual estructura de justificaciones.

Desprecio de la particularidad: ocultos de sí a plena vista, en esas agregaciones e intersecciones parsimoniosas; colecciones de sí mismos: pertenencia, asidero, con su axioma de elección y su salida de emergencia al fondo.

Biografías avergonzadas: sudarios de símbolos y nombres y fechas y confluencias de dudas y plegarias calcinadas en las terribles tramas de miedos como várices, como contraseñas confundidas con un sacramento expirado o un sarcasmo sin latido.

La sombra, pues, como una necesidad, no una inevitabilidad: disfraz de extensión; turbación de los límites, de las definiciones que trazan separación; de la estrechez del territorio: soledad y responsabilidad. Mesura de las afirmaciones acomplejadas: espesor de las elusiones.

Una niebla quieta, perezosa, esa tela de corporalidades delgadas y murmuraciones indistintas. Charco de existencia, como dijo el poeta que desertó de la suspensión epicarpica para encontrarse adhiriendo a una masa distinta e idéntica.

Pareja. Tupida. Transportando sus partes de un lado a otro como por un itinerario infalible. Despojándose e incorporando constantemente siluetas de identidad: muda de lo idéntico para permanecer inalterado.

Extendida. Ubicua: en cada grieta, sospecha. Para que no quede resquicio por donde pueda derramarse una fracción, un componente: y materializar particularidad: negación del amparo, del ardid.

Cuerpo común – que es como decir incorporeidad -, dentro del cual las partículas empecinan y transigen sus contornos y sus embates en un equilibrio estable de suaves violencias: necesaria manifestación de singularidad para establecer las proposiciones de esas congregaciones – conjunto, velo: densidad de miedo a soltarse, a luchar perímetros, a elaborar sustancia.

Arquitectura sin líneas, sin perspectiva: formación coloidal desentendida de los cánones de estética y funcionalismo: desesperado bosquejo que apenas si alcanza a definir su indefinición, su inconsistencia: lanas, hilachas indecisas, sus bordes como de chal desgarrado, de edad tardía.

Sombra de sombras para salvar el motivo de la consternación. Así rueda todo, empujado por las contradicciones y el momento de una inercia que viene siendo que viene siendo desde que reventaron la prolijidad de la bisutería elemental.

Inacabada oscuridad de respiraciones: condensación de desafueros separados de la distancia: unidos en un asco, desconfianza, resquemor; en una indeseada y cómoda promiscuidad de existencias desdibujadas.

Parvedad con olor a naftalina y resignación, como secándose entre las treguas de la ciudad. Eso es ese mejunje de espectros prematuros: ni el anverso ni el reverso de una presencia; vestigio de entramado, de incomprensión rendida; un presagio de fertilidad o melancolía de ramo de crisantemos sobre un suelo endurecido de invierno y anonimato: sustitución del tiempo y de la comparecencia.: Sustituto de la comprensión. Del compromiso. Flujos de densidades sin origen ni objeto: evanescencias que se continúan unas a otras en un simulacro de permanencia, de concatenación y propósito.

Evitación de lo exacto y lo definitivo; de la contundencia de las acciones que inscriben, indefectiblemente, surcos de ánimo: rastro de vitalidad.

Alguna vez, una voz, desde el tumulto de indeterminaciones, dijo: Somos antología de sonoros silencios. Pero has dicho, repuso otra voz que era idéntica, y que terminó por anular los sonidos y los significados.

Sombras: velo del paladar de las generaciones; resumen de la penumbra de los verbos desprestigiados: encierro de la desatención, del olvido de la creación. Una costura borrosa del desamparo: orfandad de las miradas y los abrazos; de las células de las descendencias; de los entusiasmos enfriados como la costra del mundo.

Párpado incompleto contra la evidencia de una certeza: profunda y particular noche para hurtarse de las escrutaciones y sanciones; desregión donde disolver la periferia de las facciones y las acciones: fingido alivio de enigmas, de tribulaciones, de palpitaciones

desacompasado ritmo que somos, como el defectuoso volante de un reloj que (se) oculta su transcurso

 

© Marcelo Wio

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