Prepotencia de varón

conmueve ese resumen
de gestos
con los que traza
su cuerpo: ella
siempre tan ajena a sí misma, como
externa, de tan
obligada que está a colgarse
de esa figura de la que nunca
termina uno de saber
si es suya
o si es la proyección
de las miradas
deseos
de las pequeñas infamias calladas de esos
hombres
siempre
fugazmente transitorios: ellos
pero no el comercio de miradas y apetitos
que
mapean su existencia
que la restringen a la euforia
breve
estéril
de su exigencia

© Marcelo Wio

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